Cuando pensamos en calor de
hogar, pensamos en muchas cosas, entre ellas puede estar la calefacción, la
limpieza, el orden, la belleza de la decoración, la abundancia de alimentos, la
armonía entre todos, entre tantas otras cosas.
Pero hay algo más que a veces
queda fuera de estas previsiones y que se refiere a la acogida emocional de
cada uno de los integrantes de la familia, especialmente los hijos.
Cuando una persona fuma o cuando es muy
friolenta, este hecho puede deberse a que durante su infancia no sintió el
calor de hogar o el calor de mamá. Se hace difícil comprender que se sienta frío de amor, descuido y soledad cuando existieron tantos cuidados y
atenciones. Sin embargo, a nivel energético, pudo existir mucho frío, por la
falta de acogida emocional.
Demasiadas veces los padres se
preocupan de procurar todos los bienes y las condiciones para que la familia
esté bien y nada falte. Pero puede existir una falta de atención en los
sentimientos de los niños. Los niños no saben nada de las cosas materiales,
para ellos es más importante un abrazo cálido que tener una rica cena para
servirse.
Los padres intentar asegurar una
buena educación a sus hijos, una preparación adecuada para que puedan
satisfacer sus necesidades cuando sean adultos. Pero a veces, esta intención
pasa por alto lo que realmente el niño está necesitando más en ese momento. Muchas
veces es más importante que realicen una tarea, que prestar cierta atención a
alguna preocupación del niño.
Los niños tienen una actividad
muy intensa al intentar conocer el mundo que les rodea y en muchas ocasiones se sentirán
alcanzados por ciertas situaciones que les sorprenden y que necesitan procesar.
El apoyo de sus padres en este sentido es vital, pero las actividades
cotidianas de ellos pueden no permitirles prestar la debida atención y el niño
se sentirá solo en medio de todas las atenciones que recibe.
Este sentimiento de soledad o "frío de amor" no puede ser percibido claramente por el niño y por los padres,
porque es invisible, porque está en lo mas profundo de su ser. A veces llegamos
a la edad adulta sin comprender por qué nos sentíamos solos y tristes en medio
de una familia que perecía ser tan preocupada y proveedora de todo lo que necesitábamos.
El calor de hogar es mucho más
que la provisión de los medios físicos y el procurar todo lo bueno. Este calor
se siente cuando las emociones y sentimientos son atendidos en primer lugar y
antes que cualquier otro deber que parece ser más importante, incluso sobre la alimentación
y la educación.
Si no existe el suficiente calor
de hogar, todas estas cosas pasan a segundo plano.
Patricia González
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